Un jardín con todas las rosas de España
La Edad Contemporánea supuso grandes cambios, entre ellos una explosión demográfica que también se notó en Valladolid. Este aumento de la población a lo largo del siglo XIX hizo que el único parque de recreo de la ciudad, el Campo Grande, se quedara pequeño. Por ello, se decidió que era necesario la creación de una nueva zona de esparcimiento que conectaría la zona de Las Moreras desde el Puente Mayor hasta las proximidades de la plaza de Tenerías, aprovechando paseos y zonas arboladas existentes desde el siglo XVIII.
Así se proyectó este jardín inaugurado en 1945, llevado a cabo por el catalán Francisco Sabadell (de ahí su hombre), director de jardines del Ayuntamiento, que llegó a Valladolid a finales del siglo XIX de la mano de su tío Ramón Oliva para remodelar el Campo Grande, quienes le dan su aspecto actual.
El diseño es una delicia, en el que destacan rasgos similares a los de su hermano mayor, el Campo Grande, como lo es su puerta trasera del paseo del Príncipe y la entrada principal de La Rosaleda (situada enfrente del edifico de la Electra), ambas con dos columnas rematadas por leones sentados que sostienen el escudo de Valladolid.
Como curiosidad, a pesar de ser la rosaleda más conocida por los vallisoletanos, no es la única que posee la ciudad. Esta saga familiar, que cuidó de los parques municipales de Valladolid en las últimas décadas, continuó con Andrés Sabadell García, quien diseñó los parques Ribera de Castilla (rosaleda con su nombre desde 2006, tras fallecer) Canterac o Fuente del Sol.
La mejor época del año para disfrutar de estos jardines es, sin duda, la primavera cuando sus rosales lucen con abundancia y en plenitud de colores y aromas. En su origen se plantaron 8.000, que hacen presumir a la ciudad de tener todas las variedades de rosas españolas, si bien han tenido que ser replantados en numerosas ocasiones por los desbordamientos del Pisuerga.
Enmarcado paralelamente entre el paseo de Isabel La Católica y la ribera del Pisuerga y en perpendicular, entre los puentes de Isabel La Católica y del Poniente, este espacio de más de 35.000 metros cuadrados se convirtió en el segundo gran espacio verde más antiguo de la ciudad, por detrás del Campo Grande.
En los paseos interiores, hay elementos decorativos de estilo romántico, como cuatro pérgolas y varios arcos de hierro en celosía, ambos recubiertos con especies de rosales trepadores, y también mobiliario urbano como bancos clásicos de madera o de piedra con respaldos vegetales (arbustos podados para tal fin), y farolas de hierro antiguas, de las que destaca la central con un pedestal de unos dos metros.
Yendo hacia la zona más cercana al puente de Isabel La Católica, los árboles van ganando protagonismo y varios caminos se abren paso a través de ellos, creando un pequeño bosque en la ribera del Pisuerga, un oasis de naturaleza para pasear y aislarse del bullicio, a pesar en encontrarse a pocos metros. En medio de este espacio se ubica un skatepark inaugurado en septiembre de 2021. Lleva el nombre de Ignacio Echeverría como homenaje al conocido como «el héroe del monopatín» y muerto en los atentados de Londres de 2017.
Accesibilidad
Las entradas accesibles son tres a través de rampas desde el paseo de Isabel La Católica, la intersección con el Puente de Isabel La Católica y también desde la ribera del río Pisuerga, por el camino que llega bajo el Puente del Poniente desde el Parque de Las Moreras. Para personas usuarias de silla de ruedas, las bajadas o subidas es recomendable realizarlas con el apoyo de otra persona, puesto que tienen algo de desnivel.
Todo el parque es plenamente peatonal y en los paseos el pavimento es de tierra más o menos compacta y puede ser transitable por personas usuarias de silla de ruedas. También hay una zona embaldosada, en la parte más cercana al río.
Recurso analizado gracias a la financiación del Ayuntamiento de Valladolid.